domingo, agosto 31, 2008

Se fue Randy Pausch


Tanto tiempo pasó, tanta fue la cobertura de los medios, tan vívida seguía siendo su imagen en los videos, que hasta parecía que el desenlace fatal no ocurriría, que alguna cura mágica sería descubierta, que en realidad no era de seis meses la condena sino de seis años. Y sin embargo, ocurrió: Randy Pausch finalmente falleció.

Para quien no sepa quién era Pausch, aquí hay una breve explicación. En resumen, era un importante profesor en Carnegie Mellon, famoso dentro de los círculos académicos, de la inteligencia artificial y de la realidad virtual. Sin embargo, su salto a la fama mundial vino cuando presentó lo que en Carnegie Mellon llaman "Last Lecture", una conferencia en la que profesores de la universidad presentan lo que dirían si estuvieran cerca de morir. Dos diferencias grandes tenía Randy Pausch: que él en realidad estaba muriendo de cáncer pancreático, y que decidió darle un giro alegre, divertido y optimista a su plática.

El tema central fue "cómo hacer realidad tus sueños", y durante su exposición recorrió su vida, su familia, las dificultades que enfrentó, sus ideas sobre tomar la vida por los cuernos y obligarla a ser divertida, y las razones que tuvo para planear de ese modo su Last Lecture. En el camino, y de modo muy convincente, habló de su desencanto por las pertenencias físicas, de divertirse y dejar divertir, de perseguir los sueños de la infancia pero también entender cuándo dejarlos ir, de utilizar los obstáculos como una forma de saber qué tanto deseamos una cosa, y muchas lecciones prácticas utilizándose a sí mismo de modelo. Habló con gran desenfado acerca de su vida y sus logros: se burló de que cuando por fin consiguió su Ph.D. su madre le decía a sus conocidos: "mi hijo es doctor, pero no de los que ayudan a la gente". Al inicio de la plática, avisó que no trataría temas religiosos, dado que él nunca había sido creyente, pero que a nivel personal sí había experimentado una conversión ante el lecho de muerte. Ante el silencio del auditorio, aclaró: "¡Es que me compré una Macintosh!", y todavía agregó, mientras la gente reía, "(con este comentario me garantizo la simpatía del 5% del público)". Incluso aprovechó para presumir de su buen estado físico haciendo ejercicios sencillos enfrente de la audiencia.

El éxito de The Last Lecture fue tal que terminó convirtiéndose en un libro, incluyendo los videos e imágenes que había utilizado durante la conferencia. Siguió informando de sus avances en su sitio personal, donde contó cómo aún más sueños de la infancia se le habían realizado: recibir pases de uno de sus jugadores favoritos de la NFL, cantar con Sting en un concierto, aparecer en una película de Star Trek, y dar muchas entrevistas y mini-réplicas de su conferencia inicial.

El pasado 25 de julio falleció, después de una súbita desmejora de su estado de salud y descubrir que el cáncer había invadido ya órganos vitales. Dejó a su esposa Jai, y tres hijos, de 6, 4 y 2 años: Dylan, Logan y Chloe.

Randy Pausch siempre tomó muy en serio la labor de enfrentar a los últimos meses de la vida. Decía que tuvo que decidir entre hacerse una bolita y llorar, y levantarse y hacer algo al respecto. Su mayor preocupación era su familia, así que consultó con psicólogos para decidir cuándo le daría la noticia de su próxima muerte a sus hijos, y pidió a todos sus familiares y amigos que respetaran esa decisión. Se entrevistó con un número de personas que habían perdido a alguno de sus padres de pequeños para preguntarles qué les habría gustado que les dijeran. Y sobre todo, siempre afirmó que su Last Lecture era un "mensaje en la botella", y que la verdad era que estaba dirigido solamente a tres personitas. Cuando decía esto era el único momento en que se podía notar que perdía la compostura y estaba cerca de desmoronarse.

De Randy Pausch se quedan en mí muchas frases sabias, muchas ideas interesantes, pero sobre todo la muestra de una postura de vida congruente, valiente, siempre práctica aún a la orilla de la tragedia, y brutalmente íntegra. Fue honesto en su presentación del caso de un hombre desahuciado pero decidido a no causar compasión: "Cuando haya un elefante en el cuarto, por lo menos preséntalo", decía al inicio de su conferencia mientras mostraba las radiografías de su cáncer. Me gustó su respuesta en una entrevista, cuando le preguntaron si habría dicho las mismas cosas de no haber estado cerca de la muerte: "No, no me habría atrevido a decir nada de esto, no habría tenido la autoridad moral. Y sin embargo no habría pensado que eran menos ciertas las cosas que dije". Me pareció enormemente congruente, puesto que es absurdo vivir como si te quedaran tres meses de vida, y sin embargo es una pena que sólo la indudable cercanía de la muerte le conceda a un hombre la posición moral para ser escuchado con otros oídos y otra disposición.

Descanse en paz Randy Pausch. El mensaje que dejó a sus tres hijos ha hecho eco en millones de personas, y aunque eso no es lo que importa en realidad, sí sirve de consuelo y aprendizaje.

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